Vivimos el momento más emocionante de la historia de nuestra humanidad, porque están estallando revoluciones en todo el mundo.
La gente está cansada; cansado de gobiernos que quieren ejercer su poder; cansado de políticos que sólo piensan en sus propios intereses; cansados de ser engranajes de una máquina que los obliga a prostituirse en nombre del lucro; cansado de pasar la vida durmiendo, comiendo, produciendo y reproduciéndose sin ningún otro propósito en la vida.
Y mientras tanto, hay quienes ven la televisión y, riendo, se preguntan qué gobierno será el próximo en caer. ¡Pronto será el de ellos!
Porque todo el mundo sueña con una revolución. La gente quiere ser feliz y darle un sentido a su vida, desde luego no oír hablar del PIB u otras tonterías similares. ¿A quién le importa? ¡A nadie le importa!
Y la revolución sucederá, precisamente donde menos esperamos que suceda. No en China, India, África ... sino en Francia, Inglaterra, Estados Unidos, Italia.
Este planeta sólo puede salvarse si se produce una revolución planetaria, porque las revoluciones nacionales ya no son suficientes.
Se necesita una revolución para cambiar este sistema político que permite a personas incapaces llegar al poder y financiar la producción de armas cada vez más mortíferas con nuestro dinero.
Se necesita una revolución para cambiar este sistema político que ha permitido a los hombres trazar fronteras arbitrariamente en un mapa, para inculcar mejor el miedo al extranjero y tener un pretexto para usar las armas que se han producido.
Se necesita una revolución para cambiar este sistema político que podría desencadenar una guerra que nos matará a todos.
La verdad es que no necesitamos políticos interesados sólo en sus billeteras, sino un gobierno compuesto por personas sabias y elegidas democráticamente que orienten nuestras elecciones, pero sin imponer nada.
No necesitamos fronteras imaginarias, sino un mundo unido y un Gobierno Planetario que cuida a toda la humanidad, proponiendo soluciones globales a los problemas globales.
Y no necesitamos producir dinero, que sirve para engordar a unos pocos a expensas de muchos. En la era del progreso tecnológico, la ciencia pronto podrá reemplazar al ser humano, liberándolo de la esclavitud del trabajo y permitiéndole dedicarse únicamente a su propia realización personal, en una sociedad que satisfará todas sus necesidades de forma gratuita.
Este es el mundo con el que todos soñamos. ¡Es Paraísmo!
El Paraísmo es un sistema sociopolítico gracias al cual el hombre finalmente recupera el papel que le corresponde, una posición de absoluta centralidad en un mundo donde las nuevas tecnologías estarán a su servicio. Ya no estará condenado a sacrificar su vida en el altar de la economía nacional, sino que sólo tendrá que alegrarse de los bienes que la tecnología producirá gratuitamente y que un Gobierno Planetario distribuirá de forma justa.
Este es el único gobierno que quiere la gente.
Y tú que lees estas líneas, tienes la opción de seguir formando parte de los engranajes de este mecanismo que poco a poco te está chupando la vida o levantarte de tu silla y hacer algo concreto para que el Paraísmo se instale en todo el mundo, creando esa sociedad utópica con la que muchos han soñado pero que nadie ha podido lograr.
Porque ahora es el momento de hacerlo. Por primera vez en la historia, finalmente tenemos los medios. Y puede ser el pionero de esta nueva era, el que marcará la diferencia.
¿Estás listo para unirte a nosotros?
Los líderes mundiales viven en un mundo de fantasía, incapaces de ver el problema real de este planeta: la sobrepoblación.
Cualquier calamidad ambiental que aflija a la humanidad en el siglo XXI surgirá de la sobrepoblación humana. Esto incluirá extinción de especies, contaminación de la biosfera, océanos envenenados, desestabilización climática, fusión de los casquetes polares, fusión de los glaciares, zonas secas y muertas, derrames de petróleo, 100.000 sustancias químicas dispersas en el agua, la tierra y el aire, deforestación, desertificación creciente, 18 millones de muertes de hambre cada año, el fuerte declive de la calidad de vida, el aumento del consumo de energía, la escasez de recursos alimenticios, etc. En el frente político, será inevitable una escalada de guerras por el agua y el petróleo.
Y, sin embargo, ni un solo líder mundial está hablando de eso; ni un solo líder se levanta para abordar el problema de esta peligrosa situación. Ningún programa político tiene la intención de abordar el problema. Nadie menciona el último tabú del siglo XXI: la sobrepoblación humana. Las religiones permanecen ancladas en el pasado con el dogma obsoleto que dice “Ve y multiplícate”, que ya no se puede aplicar hoy. Esto podría haber sido aplicable al comienzo de la historia de esta humanidad, pero ahora no puede funcionar.
Si los humanos evitan, evaden o ignoran el problema de la sobrepoblación, la humanidad seguirá aumentando a un ritmo tal que la autodestrucción se vuelve inevitable.
Un informe reciente de las Naciones Unidas predice que la población mundial crecerá más allá de los 10 mil millones para mediados de siglo. Gran parte del crecimiento de la población se producirá en las denominadas zonas de alta fecundidad, concretamente en África, Asia, América Latina y Oceanía.
El control de la natalidad es fundamental para estabilizar la población humana. Nadie debería tener más de un hijo por persona. Debemos instar a los líderes de todo el mundo a abordar urgentemente el problema de la sobrepoblación humana antes de que seamos víctimas.
Buscamos soluciones teniendo en cuenta que hasta ahora la historia nos ha enseñado que cualquier verdadera solución siempre viene de alguien que piensa fuera de los paradigmas comúnmente aceptados.
La mejor forma de salir de esta situación es utilizar la conciencia y regular la tasa de natalidad.