Para la “Earth People Organisation”, la Humanidad debe ser considerada un solo pueblo sin distinción de raza, cultura, religión o afiliación.
Más allá de las elecciones individuales, todos necesitan encontrar la felicidad de existir lo antes posible sintiéndose conectados con todos los demás porque cada uno de nosotros es parte de esta Humanidad.
Nuestra organización desea apoyar todas aquellas iniciativas encaminadas a generar cambios políticos a nivel internacional, así como actuar en diversas direcciones para asegurar que se establezca un Gobierno Planetario lo antes posible, en interés de todos los pueblos de la Tierra. Sería un gobierno del pueblo para el pueblo.
Los valores de los cuales el Consejo de Supervisión, el Gobierno Planetario y el Colegio de Sabios son garantes, representan una regla de progreso para la humanidad; son: empoderamiento y respeto absoluto por la vida; valores de respeto: autorrespeto, amor propio y respeto por los demás; valores de fraternidad: no violencia, paz mundial, reparto de recursos, democracia.
La referencia a la Declaración Universal de Derechos Humanos es sumamente importante; es el primer paso para rehabilitar al hombre de la malevolencia de sus semejantes.
El valor fundamental es la “realización del ser humano” tanto a nivel individual como social. Actualmente, el ser humano se encuentra inmerso en un sufrimiento permanente provocado por las reglas aberrantes y obsoletas de la sociedad, los paradigmas. El Gobierno Planetario nos invita a pensar en modelos de sociedad que pongan el sistema y la tecnología al servicio del hombre para que éste se dedique a aquello para lo que fue concebido: pensar, crear, florecer, amar, buscar el placer en absoluto respeto por los demás.
Todo hombre es responsable de sus acciones, incluso si no hace más que obedecer las órdenes dadas en cualquier forma que adopte. El que aprieta el gatillo es tan culpable como el que da la orden de disparar, y esto en todas las circunstancias. No obedezcas a tu líder o seres supremos, llamados Dios por algunos, si lo que te piden no está de acuerdo con tu conciencia.
Incluso si algún poder nos hiciera creer que ejecutar a una sola persona podría salvar a toda la humanidad, esa persona no debería ser asesinada. La vida de una sola persona no violenta es más preciada que toda la humanidad. Con esta regla, no más masacres, no más crímenes contra la humanidad, no más holocausto es posible.
La tolerancia no es suficiente: tolerar es aceptar las diferencias sin entusiasmo, a costa de cambiar de opinión si esas diferencias nos perturban. Por el contrario, el amor por las diferencias es para animar a los demás a ser diferentes a nosotros y a vivir plenamente sus diferencias, ya sean raciales, culturales, religiosas, sexuales o genéticas. Si todos los seres humanos fueran iguales, el mundo sería aburrido. Cuanto más diferentes son los demás, más nos enriquecemos. Una humanidad rica está llena de diferencias.
La violencia de cualquier tipo es inaceptable. Las amenazas de violencia deben ser castigadas con la misma severidad que la violencia misma, porque implica que el individuo que las profiere admite que su punto de vista puede triunfar con el uso de la violencia. Se pueden utilizar nuevas tecnologías para neutralizar temporalmente a las personas que actúan mediante la violencia, sin matar a nadie de ninguna manera.
Es necesario eliminar a todos los ejércitos nacionales del mundo, para crear un verdadero gobierno mundial y un ejército mundial compuesto por soldados que serían los guardianes de la paz en el planeta. Los gobiernos deben dedicar su inversiones militares a la lucha contra el hambre en el mundo. Deberían organizar "teletones" para financiar su ejército nacional: ciertamente no recaudarían mucho.
odo hombre tiene derecho durante toda su vida a tener algo que comer, un lugar para dormir, vestirse decentemente y recibir educación, incluso si no trabaja. Quien trabaja tiene derecho a gozar del lujo, motivo indispensable para el progreso de la humanidad, en proporción al trabajo que le brinda y al progreso que aporta a la sociedad.
La democracia es el único camino posible hacia un consenso de todos sobre un nuevo sistema político de gobierno confiado a filósofos, científicos y hombres con “sentido común conciudadano”, sabiduría.
Se puede ver aquí que nuestro movimiento está lejos de la charla innoble de los medios de comunicación mentirosos que se preocupan más por mantener altas sus cifras de audiencia o ventas que por respetar la ética profesional. Muchos países merecen un gobierno que piense más en respetar la Ley que prohíbe cualquier incitación al odio contra las minorías religiosas, filosóficas o raciales. “Ningún hombre puede ser molestado por sus propias convicciones religiosas o filosóficas”, un elemento de los Derechos Humanos. Las minorías religiosas que más necesitan la protección de la Ley no son ni musulmanes, ni cristianos tradicionalistas, ni judíos (todos ellos muy respetados), sino verdaderas minorías, llamadas con desprecio "cultos" por quienes se ven perturbados por las diferencias espirituales. Independientemente de las minorías que sean, siempre que respeten las leyes, tienen el derecho a la existencia garantizada por los Derechos Humanos, la Constitución y las leyes nacionales. Las libertades religiosas son fundamentales y el derecho de las minorías a vivir su vida espiritual tal como la entienden con respeto y dignidad. Si queremos evitar volver a caer en una caza de brujas medieval digna de la Inquisición y que ha provocado dramas espantosos, es importante hacer cumplir los Derechos Humanos que son tan importantes para el futuro de nuestra civilización.
Los antiguos preceptos primitivos “trabajo, campo, familia” deben ser reemplazados por otros más adecuados a las necesidades del ser humano y de la sociedad misma: “florecimiento, libertad, fraternidad universal”.
El trabajo no tiene nada de sagrado cuando lo motiva nada más que la necesidad de ganarse la vida; También es terriblemente descorazonador venderse a sí mismo, vender la vida para poder comer haciendo un trabajo que las máquinas simples pueden hacer.
La familia siempre ha sido un medio adoptado por viejos y nuevos esclavistas para obligar a la gente a trabajar más duro por un ideal familiar quimérico.
Finalmente, el país no es más que un medio adicional para crear competencia entre los hombres acercándolos cada día con más ardor a la obra sacrosanta.
Por cierto, estos tres términos, trabajo, familia y país, siempre han sido apoyados por religiones primitivas.
¡Pero ya no somos primitivos ahora! ¡Sacudamos estos viejos principios polvorientos y aprovechemos la vida en esta Tierra que la ciencia puede convertir en un Paraíso!